23 abril 2009

Tus zonas erróneas ( II )






“ - Puedes ponerte lo que quieras.
- ¿Qué te parece esto, mamá?
- No, no, mi amor ¡Las rayas y los lunares no se ven bien juntos! Vete a cambiar, ya sea la blusa o los pantalones para que haga conjunto.

Una semana después:

- ¿Qué me pongo, Mamá?
- Ya te lo he dicho, ponte lo que quieras. ¿ Por qué me preguntas cada vez?
- ¿ Por qué?, realmente…”

Este es un fragmento de conversación con el que Dyer ilustra lo fácil que resulta programar emocionalmente a alguien, incluso sin ser consciente de ello, para que busque la aceptación ajena en vez de seguir su propio y personal criterio.

Pero…

… A mi me duele de un modo muy especial cuando la filosofía y la enseñanza de esta son utilizadas como disfraz para domar y adiestrar seres humanos, para cortarles las alas y transformar a las personas en hermosos y pulcros bonsáis.

… Voy contar algo que me abochorna:

Creo comprender lo que es desde un punto de vista biológico un adolescente y muy bien en que lo convierte nuestra cultura. Por lo tanto comprendo que hay ciertas cosas que un profesor de adolescentes necesita tener muy en cuenta, como es por ejemplo la asistencia a clase y que estos puedan verse forzados a tomar determinadas medidas si ven que la susodicha asistencia a clase no es satisfactoria…

Lo comprendo, si. Ahora bien, hay algo que no me parece tolerable: evaluar el examen de un alumno no en base a dicho examen sino al numero de sus faltas a clase, de tal forma que el mismo examen, según quien lo firme obtendrá una nota u otra. Máximo cuando el alumno que más faltas tiene se supone que debiera ser quien parte con desventaja a la hora de responder a las preguntas de un examen, por lo que si las respuestas fueran exactamente las mismas esta demostrando más capacidad que quien gozo de la ventaja de asistir con más frecuencia a clase. Y, sin embargo… se al menos de una compañera mía de clase, que por entonces gozo de todo mi respecto, persona inteligente, a quien siempre considere integra… que considera esa una forma justa y razonable de evaluar a sus alumnos. Como si lo que de verdad determinara la validez que una persona, un adolescente en este caso, tiene como filosofo o conocedor de la historia de la filosofía dependiera realmente de la cantidad de horas que me viene a clase. No creo que haya en el mundo ni un solo adolescente que se trague eso y es que son menores de edad, pero no tontos. Usar la necesidad de procurar la asistencia a clase de un adolescente para rebajar una nota me parece un acto solo explicable si se busca detrás de ello una vanidad ofendida. Que eso se haga incluso cuando rebajar la nota puede implicar un riesgo real al alumno de no obtener luego acceso a la carrera universitaria para la que si esta capacitado, algo en lo que a veces unas míseras décimas lo deciden todo… ya no se como decir lo que me parece. Pero es desde luego una excelente forma de demostrar a todos los alumnos de un instituto, incluidos los que jamás faltan a clase, que satisfacer la vanidad ajena es la mejor forma de evitarse problemas y que quienes no lo hacen… son los no validos, los que no dan la talla, los que no merecen estudiar medicina o derecho, aquellos que independientemente de lo que pueden lograr… no son dignos de lograrlo.

… Por lo tanto: no soporto a la gente que le quiere caer bien a todo el mundo, de verdad, pero la comprendo, disculpo y acepto como lo que son; victimas de la vanidad ajena. Caídos en combate. Sacrificados en es altar ajeno...

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