13 junio 2009

De la amistad ( I )

Siendo niño alguien me contó la siguiente historia:

“Hace años un padre emprendió un largo viaje. Antes de irse encomendó a su hijo la tarea de aprovechar ese tiempo para hacer amigos, pues como es sabido “no hay mayor tesoro que un buen amigo”. Diligente, el joven, se empleo a fondo en la tarea de hacer amigos, gastando, además, en ello la mitad, cuando menos, de la fortuna familiar.

Por lo tanto cuando dos, tres o cuatro años después regreso el padre al hogar, el hijo salio a su encuentro, orgulloso por haber cumplido el encargo paterno.

Tantos amigos tenia el hijo que el padre quedo perplejo, pues él y pese a todos sus años solo había logrado tener un medio amigo, pero amigo ninguno. Pero tras cavilar un rato se le ocurrió una nueva tarea que encargar a su hijo. Aunque un poco rarita, la verdad.

El hijo, una vez más hizo lo que su padre le pedía: mato un cerdo, lo descuartizo y lo metió en un saco que pronto se ensangrentó y con el saco a cuestas fue de casa en casa de sus amigos y a todos contó la misma historia, “he matado a un hombre, ayúdame a enterrarlo”. Naturalmente todos sus amigos encontraron buenas y muy sensatas razones para no ayudarle en una situación como tal a la vez que le prometían hacer, sin embargo lo posible....” iré verte a la cárcel, estaré al pie del cadalso cuando te ejecuten, pondré una vela a los santos para que te ayuden y por supuesto te cuidare la novia...”

Volvió entonces el joven junto a su padre, este le pregunto “qué tal fue” y el hijo le contó... y, resulto entonces que el padre pidió al hijo que ahora fuera y con el mismo saco contara al viejo medio amigo la misma historia.

Entonces el hijo retomo el saco y fue ver al medio amigo del padre y contó a este la misma historia.

Esta vez la respuesta fue diferente:

“Aunque no te conozco, por la media amistad que me une a tu padre, deja el muerto aquí, que yo lo enterare y tu vete, lávate y no te preocupes más”. Allí dejo, pues, el joven su saco y corrió junto a su padre.

...”Ya ves hijo mio, los amigos no se pueden hacer. Solo se pueden encontrar y a veces ni eso”, le dijo entonces el padre”.

( Ignoro si alguna vez supe de sonde salio ese cuento, pero no busco hacer amigos, a veces ocurre que conozco alguien por quien siento amistad, otras alguien que la siente por mi, en ocasiones el sentimiento es mutuo, otras no y la verdad nome preocupa... La amistad, para mi, más que un tipo de relación es un sentimiento)... Mi forma de buscar amigos es simplemente abriendo a la vez los ojos y la posibilidad de que también ellos me encuentren a mí. A veces tardan en aparecer y otras no.



2 comentarios:

Maybellene dijo...

Me encantó la historia, no la había escuchado pero auque la situación que plantea es ciertamente extrema, podrías adaptarla a nuestros días. En ese caso, no se trataría de ayudar a alguien en la comisión de un delito, pero simplemente el hecho de que un apriori amigo te visite en el hospital si estás enfermo o esté contigo cuando las cosas van mal, no es tarea fácil.

La amistad es un sentimiento sí, pero también son intereses determinados: miedo a la soledad, necesidad de compañía, etc etc, y en muy pocos casos podemos hablar de amistad verdadera.

Pero, ¿acaso hace falta? No sé, si tienes buenos amigos enhorabuena, pero si eres autosuficiente y no dependiente de los demás, la enhorabuena por mi parte sería mayor.

A fin de cuentas, todos acabaremos y moriremos solos.

Manuel dijo...

La historia la conto, en clase, un viejo profesor. Yo tendría por entonces diez años calculo. Puede que mi forma de ver la amistad provenga de entonces.

Considero que soy, en ese sentido muy autosuficiente, la verdad, pero tambien tengo muy buenos amigos, algunos de los cuales, sinceramente no me esperaba. En todo caso, veo personalmente la amistad más como un sentimiento que como una relación. No puedo evitarlo, cuestión aparte son los intereses. No veo la necesidad de confundir una cosa con la otra.