27 mayo 2011

La niña invisible

Esto va ser largo de contar...

Me propongo hacer algo que ni yo sé que tal me va salir. Pero me dices que el resultado te gustara y que digas eso, no lo puedo evitar, me suena mal. Entonces y sin necesidad me pides disculpas y al final termino pidiéndotelas yo por hacerte sentir que me las tienes que pedir. 

Voy intentar explicarme:

Aquel día un conocido y yo paseando, no sé ya como, comenzamos hablar de determinado comportamiento que caracteriza a algunos seres humanos. Me contó la historia de una mujer que enamorada del hombre con el que estaba, decidió montarse otra relación paralela con otro hombre. El se entero y la dejo sin más y es que desde que la humanidad es humanidad no hay mejor forma de decir no aun hombre que estar con otro (mal que le pese a alguna) todo lo cual resultaba sorprendente dado que se supone que la mujer, insisto, estaba enamorada del primero.  Entendámonos, hoy en día esta de moda usar una palabra, pareja, que es un comodín que sirve para cualquier cosa; su uso es una forma cómoda de dejar claro que somos personas tolerantes, que no nos metemos donde no nos llaman y por lo tanto respetamos el derecho de cualquiera a llevar su vida sentimental y sexual como más le plazca. También es un modo de dejar claro que las viejas palabras ya no nos sirven. Novios, prometidos, matrimonio; esas son palabras que suenan mal y es que suenan a compromiso y esa palabra compromiso parece estar reñida con la palabra libertad. Por otro lado, la lengua es un organismo vivo y la nuestra al igual que cualquier otra nace, se desarrolla y terminara muriendo o sea cambia. La palabra amor por ejemplo, con frecuencia, no tiene ahora exactamente el mismo significado que en mi infancia. Hoy en día existen lo que llamamos amistades de fin de semana, que  sirven para echarse unas risas tomando unas copichuelas pero que mejor no esperes más y del mismo modo o parecido existen amores de quita y pon que no implican compromiso ninguno. Me parece bien, el error sería creer que tenemos una amistad distinta a la que realmente tenemos o sentimos un amor diferente al que sentimos; pero eso es todo.

Pues bien, la relación que esa mujer tenía con ese hombre es anterior a ese cambio en el lenguaje. El no era su pareja, era su novio. Pero lo que importa no es ya esa relación de noviazgo, es lo que ella sentía y el por ella. Y, es que para lograr explicarme necesitamos hablar de sentimientos. Mantener una relación de noviazgo  significa muy poco, en realidad no significa nada salvo cara a la galería de la opinión ajena; lo único que importan son los sentimientos. Pero a la opinión ajena, por entonces, eso pese a todo, la relación por la relación, le parecía importante. Todo eso ella lo sabía y le dio igual. Una mujer inteligente hace algo a sabiendas de que se esta jugando arruinar lo que sus propios sentimientos le hacen ver como algo de lo más deseable, poder compartir su vida con el hombre al que quiere. Bueno, casi me sonrojo al escribir esto, vale, de acuerdo, cierto y por supuesto y faltaría mas y desde luego; claro que una mujer puede hacer con su cuerpo lo que le salga de la real gana que para eso es suyo y no de los demás y no quisiera que lo dicho antes pareciera querer insinuar lo contrario. Que no, que por supuesto no es eso lo que quiero decir. Que lo que digo o intento es otra cosa. Que lo que digo es que ella quería pasar la vida con el primer hombre pero a la vez hizo imposible su deseo.

¿Qué la movió a ello?
Yo no lo entendía.
Le pregunte al conocido que me lo contó si él le encontraba explicación.

Según él todo fue un problema surgido de la propia biografía de aquella mujer, lo resumió en dos palabras. Éxito social; así lo llamo.

Ella, por lo visto, fue alguien que nació en un pueblo pequeño y allí creció; guapa, inteligente y formal; esas tres características suyas pronto hicieron que todas las miradas de aquel pequeño pueblo se centraran en ella.
Fue la niña ejemplar para los padres de sus propias amigas, la adolescente con la que soñaban todos los vecinos de su edad, la joven ejemplar a los ojos de adultos, jóvenes y niños; la mas respetada y admirada del colegio e instituto por estudiantes y profesores. Nadie había en todo el pueblo que esperara que ella fuera humana, que cometiera errores. De ella solo se esperaba lo mejor y con la certeza de que cada día eso y solo eso es lo que ella desbordaría. Excelencia.

Claro que una mujer como esa, que hasta por lo visto tenía buen gusto, pudo elegir al hombre que le salio de la gana. Y, se fue a enamorar de uno un poco distinto al común de los mortales. Mala suerte, que se le va hacer. Aquel hombre no la miraba, pese a estar enamorado de ella, como si ella fuera la encarnación humana de la perfección. La miraba como a una mujer de carne y hueso. Conocía la virtudes de ella, cierto, pero también defectos. Le gustaban algunas cosas de ella, otras no. Su error fue enamorarse del único hombre que    la veía. Todos los demás, al igual que el resto de los humanos, en vez de verla a ella lo que veían era la encarnación de un idea.

Yo creo que quizá eso fue lo que hizo que se enamorara de él. Pero da igual. Él estaba enamorado de ella y no de lo que ella parecía ser. Según el conocido que me lo contó eso fue lo que destrozo la relación.

Cuando a un ser humano le enseñas desde niño, que es una estrella ya no sabe mirar a los demás humanos salvo desde demasiado alto. O, eso me decía el conocido; los sentimientos del hombre del que estaba enamorada no le importaron, ella necesitaba aplausos como otros necesitamos el aire que respiramos; el no la aplaudía o si lo hacía nunca lo hizo en la medida que ella necesitaba pero había otros que si la aplaudían y con uno de esos otros ella comenzó una relación simultanea. Uno era el hombre que ella quería, otro el que le daba lo que ella quería. Los necesitaba a los dos.

Pero claro, nadie puede a la vez tener la mano abierta y cerrada. Hay que elegir. Ella no eligió, lo quiso todo. Fin de la historia.

Es solo una historia. Un caso. Pero hay otros. Yo ya le llamo a ello el "síndrome de éxito social", ignoro si los psicólogos ya lo han estudiado o aún no; pero de los cuatro casos paradigmáticos que conozco, personalmente, de ese síndrome dos, a día de hoy, reciben tratamiento psiquiátrico y los otros dos cuando menos terapia psicológica. El caso del que me hablo ese conocido ni idea de que tal le va.

En los últimos años he dedicado mucho tiempo a tratar de comprender lo que acabo de decir y actualmente la teoría que manejo para tratar de comprender a las personas que padecen este síndrome es mucho más compleja. De hecho y de no ser por que una de las personas que mas me importan estoy convencido que lo padece hasta es posible que escribiera un libro sobre ello, en lugar de un post en un blog, dado el enorme número de paginas que tendría que llenar para contar lo que me parece haber descubierto.

Por eso, Marta, cuando un ser humano va hacer algo y antes de ver el resultado otro va y le dice algo como "me gustara" dejando implícito que si lo hace él lo hará bien y tratándose de algo de resultado tan dudoso como lo que me proponía que hasta los mejores profesionales que se dedican a ello a veces les sale un churro en lugar de lo que pretendían pues...

Pues sencillamente me imagino a una niña, idolatrada por todo un pueblo, a la que le dicen una y otra vez las palabras, miradas, gestos, poses de todo ese pueblo lo que tu vas hacer nos encantara. Y, a esa niña que tonta no es y que en el fondo sabe que también a ella como a cualquier otro ser humano algo le puede salir mal y no quedar "a la altura" de lo esperado...

Me la imagino temblando, por si pese a todo le sale mal. Temblando por si los demás descubren que también ella es de carne y hueso. Que también ella comete errores y que es tan capaz de meter la pata como cualquiera. A esa niña a la que nadie ve. Desplazada por esa otra niña, ficticia, que solo existe en la fantasía de los demás y a la que tanto admiran. Y, la niña tiembla pensando en en que sucederá el día en que toda esa gente que la admira descubran que en realidad lo que admiran no es más que un película mental que ellos se han gestado, secuestrándola en ella; convirtiéndola en un mero personaje de fotonovela, en la cual ella pone la cara para la foto y ellos le escriben la historia.

Una niña incapaz de sentirse amada, pues sabe que no la ven; nadie la ve. Nadie la conoce. Y, nadie puede amar a quien no conoce de nada. Una niña repleta de secretos.

Una niña que sabe que solo se gana a los demás cuando les vende la película que ellos quieren ver. Que solo se siente medio real, entre los demás, cuando la aplauden pues toda su vida le enseño que cuando no le aplauden para ellos ella no existe.

No, Marta, cuando yo voy hacer algo, mejor, esperemos a que lo haga y luego ya veremos si lo que he hecho nos gusta o no.


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