15 septiembre 2011

Una mirada a la humanidad

Acabo de encontrar en un blog una entrada que me ha afectado de un modo inesperado.

Conozco ese blog desde hace unos dos años. Me lo encontraba ocasionalmente al buscar perfiles de gente interesada en filosofía. Y, desde siempre me ha gustado; os lo recomiendo. Pero nunca le había hecho demasiado caso.

Hasta esta vez.

En alguna ocasión, recuerdo haber hablado sobre su autora con Agustín, un compañero de cafés y cervezas y más bien de conversaciones que tengo. El ya lo habrá olvidado, seguro. Pero, le decía  que un blog como ese no lo escribe cualquiera y que eso, dada la edad de la autora, solo podía deberse a dos cosas; al merito de ella por un lado y al del entorno de ella por otro. Nadie por muy dotado que sea puede alcanzar tal madurez a la edad de 17 años, que fue cuando lo comenzo (si no recuerdo mal) salvo si se encuentra en un entorno propicio para formarse y madurar. O eso pienso.

Hoy al ver su perfil, en una de mis búsquedas, aproveche y volví a entrar en su blog y no sé si es que la memoria me falla o que ha retocado el diseño de su blog para que sin cambiar gran cosa hacer que los enlaces pierdan color y apenas se lean. El caso es que andaba yo usmeando entre sus entradas cuando vi la que me hace escribir ahora, la que me hizo dejar allí un comentario; la que me hace querer escribir y aun a sabiendas de que es lo que quiero decir no saber encontrar las palabras para ello.

Podréis encontrar ese texto aquí


No hay comentarios: